Te escribo esto porque a veces tengo una pequeña necesidad que me hace contarte las cosas que me han pasado o algo curioso que creo que te interesaría o, simplemente, me apetece compartirlo contigo. No es que sea algo irrefrenable pero si que es cierto que a veces, tengo que reprimir las ganas por obra y gracia de este acuerdo tácito de hablarnos menos (que en verdad es que poco a poco no nos hablemos nada).
De esos instantes frustrados de deseo, nace esto que yo llamo "monólogos autóctonos", que no es otra cosa que hablar sola, algo que hago desde que tengo uso de razón, que me es innato, que no soy capaz de controlar y que además, generalmente me gusta porque me hace desahogarme (aunque otras veces sólo sirve para alimentar mi masoquismo).
Es por ello que últimamente me sorprendo contándote cosas por las esquinas, que no es otra cosa que haciéndolo conmigo misma como si fueras tú. Esto es lo que siempre hago con todo, si tengo un mal dia me lo cuento hasta la saciedad, si estoy divina igual, y sino tengo nada, me lo invento, lo que da un juego que ni te imaginas. Me gusta mucho hacerlo cuando hago viajes sola en coche, porque cuando quiero darme cuenta, ya he llegado a mi destino.
Pues toda esta retaila no es más que para hacerme sentir que ya te lo he dicho, que aún estas ahí, que falta muy poco, aunque en lo más oscuro de mi sepa que, otra vez más, me quedaré esperando.
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